A diferencia de lo que muchos pueden creer, el trauma no es una enfermedad de salud mental. El trauma en sí mismo no está catalogado como un trastorno mental, sino como una respuesta natural del sistema nervioso a experiencias intensas o abrumadoras. Estas experiencias pueden incluir accidentes, abuso, negligencia, violencia, abandono,rechazo, u otras vivencias impactantes que el sistema nervioso no fue capaz de procesar completamente en su momento. El trauma afecta cómo reaccionamos y enfrentamos ciertas situaciones o emociones en el presente, pero no significa que la persona tenga un diagnóstico o trastorno de salud mental.
Facilitadores de Trauma: Formación y Enfoque Distinto
A diferencia de los terapeutas y psicólogos, los facilitadores de trauma no necesitan un Ph.D. o una licencia médica, ya que su enfoque no es tratar una “enfermedad” o hacer un diagnóstico clínico. En lugar de eso, los facilitadores ayudan a las personas a comprender y trabajar con sus respuestas emocionales y físicas al trauma. Estas respuestas pueden manifestarse como ansiedad, depresión, hipervigilancia, dificultad para confiar, o incluso síntomas físicos como dolores de cabeza o tensión muscular. Los facilitadores guían a los participantes a través de técnicas y herramientas que les permiten procesar y regular estas respuestas de una manera segura y efectiva para sanarlas.
La Importancia de Especializarse en Trauma
Culturalmente, tenemos la creencia de que todo lo relacionado con situaciones emocionales debe ser tratado por psicólogos o psiquiatras. Sin embargo, tristemente, no todos los profesionales de conducta están capacitados en el área de trauma.
Por esta razón, cuando buscamos ayuda y sabemos que nuestro problema es el trauma, lo más recomendable es acudir a especialistas entrenados específicamente en este campo. Este tipo de ayuda especializada te evitará años de terapia que no necesariamente te beneficiará, ya que, en lugar de abordar los síntomas, estas terapias de trauma están diseñadas para trabajar en la causa y consecuencias de la experiencia. De hecho, muchos psicólogos y terapeutas, sin formación específica en trauma, pueden no reconocer estas respuestas, lo que los lleva a etiquetarlas como síntomas de trastornos mentales. Esto puede resultar en una patologización del trauma, lo que puede obstaculizar o dificultar el proceso de sanación.
Como facilitadora del trauma y sanación de heridas de la infancia, he recibido constantemente personas que llegan frustradas tras años de terapia sin lograr resultados satisfactorios. No porque la terapia no funcione, sino porque no es lo que necesitan para sus problemas. A continuación, te explico algunas de las terapias diseñadas específicamente para el trauma y los facilitadores que deberías considerar según mi experiencia:
Terapias Específicas para el Trauma y sus Beneficios
EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por los Movimientos Oculares)
La terapia EMDR fue desarrollada por la psicóloga Francine Shapiro en 1987. Shapiro descubrió que ciertos movimientos oculares reducían la intensidad de pensamientos y recuerdos perturbadores. Desde entonces, EMDR se ha convertido en una terapia ampliamente utilizada y respaldada científicamente para el tratamiento de traumas y trastornos de ansiedad.
Para ser un facilitador de EMDR, es necesario contar con una formación especializada y acreditada en esta técnica. Usualmente, los profesionales deben tener una base en psicología, trabajo social, o una disciplina relacionada con la salud mental, además de completar entrenamientos específicos en EMDR que cubren tanto la teoría como la práctica supervisada.
Entre los beneficios de EMDR se destacan la reducción de síntomas de ansiedad y estrés, la disminución de respuestas emocionales intensas ante situaciones desencadenantes, y la mejora en la regulación emocional. EMDR permite que el cerebro procese los recuerdos de manera más adaptativa, lo cual puede promover una sanación profunda y duradera para quienes han experimentado traumas.
La terapia somática fue generada por el psicólogo Peter Levine, quien estudió la respuesta al trauma en animales y cómo estos liberan la energía atrapada tras una situación de peligro. Levine adaptó estos conceptos para crear una terapia que ayuda a las personas a procesar y liberar traumas retenidos en el cuerpo. Esta terapia se basa en la idea de que el trauma no sólo afecta la mente, sino que queda atrapado físicamente en el sistema nervioso y el cuerpo.
Terapia Somática
Para convertirse en facilitador de terapia somática, se requiere una formación específica en terapia somática o una certificación en modalidades como Somatic Experiencing®. Los facilitadores deben aprender técnicas de autorregulación y cómo guiar a los clientes a tomar consciencia de las sensaciones físicas asociadas con el trauma, promoviendo un entorno seguro para el procesamiento emocional y corporal.
La terapia somática se centra en una perspectiva más holística llevando a las personas a reconectar con su cuerpo, explorando las sensaciones y movimientos involuntarios que surgen al recordar experiencias traumáticas. Los facilitadores guían a los clientes a través de técnicas de respiración, movimientos lentos y otros ejercicios de conciencia corporal para que puedan liberar gradualmente la energía atrapada.
Los beneficios de la terapia somática incluyen una mayor conexión con el cuerpo, una mejor regulación de las emociones, y una reducción en la intensidad de los síntomas de estrés y ansiedad. Esta terapia ayuda a restaurar el equilibrio del sistema nervioso, promoviendo una sensación de paz y seguridad interna que facilita una sanación profunda desde la raíz del trauma.
Terapia IFS (Internal Family Systems)
La terapia IFS (Sistemas de Familias Internas) fue desarrollada por el psicólogo Richard C. Schwartz en la década de 1980. IFS se basa en la idea de que nuestra mente está compuesta por diferentes “partes internas” o subpersonalidades, cada una con su propio rol y función dentro de nuestro sistema emocional. Estas partes surgen como mecanismos de defensa frente al trauma o las experiencias difíciles. Básicamente la función es integrar las partes fragmentadas en la psiquis por experiencias traumáticas.
Para ser un facilitador de IFS, se necesita capacitación específica en el modelo IFS, que incluye tanto comprensión teórica como práctica supervisada. Aunque esta formación se recomienda para profesionales de la salud mental, como psicólogos o trabajadores sociales, muchas personas de otras disciplinas también estudian IFS para aplicarlo de manera no clínica, debido a sus beneficios en el crecimiento personal y la autoexploración.
Los beneficios de IFS incluyen un mayor autoconocimiento, una reducción en los conflictos internos en la mente, y una mayor capacidad de autorregulación emocional. Al aprender a relacionarse con las partes internas desde la compasión, las personas experimentan una sanación profunda que no solo resuelve las respuestas al trauma, sino que también promueve una integración emocional completa.
Coach de Trauma
Un coach de trauma es un profesional que acompaña a las personas en su proceso de sanar y gestionar las respuestas y efectos del trauma en su vida cotidiana. A diferencia de un terapeuta, el coach de trauma no diagnostica ni trata trastornos clínicos, sino que se enfoca en ayudar a los individuos a identificar patrones de comportamiento y reacciones emocionales derivados de experiencias traumáticas, guiándolos hacia el autoconocimiento y la resiliencia. El coaching de trauma es un enfoque orientado hacia el presente y el futuro, ayudando a los clientes a desarrollar habilidades prácticas para afrontar y superar las barreras que el trauma puede haber creado en sus vidas.
Para ejercer como coach de trauma, es importante contar con una formación específica en trauma y sus efectos en el sistema nervioso y en el comportamiento. Esta formación puede incluir métodos de regulación emocional, técnicas somáticas, conocimiento en neurociencia y entrenamiento en prácticas de mindfulness o respiración consciente. Los coaches de trauma suelen estar capacitados en diversas técnicas de intervención, como el grounding (enraizamiento), que ayudan a que el cliente se mantenga presente y seguro mientras aborda recuerdos o sensaciones difíciles.
Los beneficios del coaching de trauma incluyen una mayor conciencia de sí mismo, el desarrollo de herramientas de autorregulación y la creación de hábitos y prácticas que promuevan una vida emocionalmente equilibrada. Los coaches de trauma ayudan a las personas a construir una resiliencia saludable y a establecer una relación de confianza y seguridad en su vida diaria, trabajando desde una perspectiva de acompañamiento y guía.
Estos enfoques y profesionales te pueden ayudar a mejorar significativamente en la sanación de tus respuestas de trauma, abordando el proceso desde una perspectiva más integral y efectiva que se centra en la raíz del problema. Al elegir un profesional especializado en trauma, estás optando por soluciones directas a tu problema que te permitirán trabajar desde el origen de tus síntomas y no solo en la superficie. Con estas terapias especializadas, evitas años de terapias sin progreso, tomando el camino de una sanación más profunda y duradera.
Si te identificas con lo que has leído y quieres comenzar tu propio proceso de sanación, agenda una consulta gratuita para explorar cómo podemos trabajar juntos en tu sanación.
_________________________________________________________